Archivo de shiele

Posted in coito with tags , , on junio 2, 2008 by Coito ergo sum

 

Cómo podrías soportar, Julio, estas noches en esta cama, en este cuarto, en estos días tan vacíos de todo? Pero es comprensible. Tendrías una osita a tu lado y quizás un dragón rojo roncando en tu puerta. Allí podría sentirme seguro. Pero no tengo nada de eso.

Soy como un extranjero en una calle que no conoce, soy el último animal de una especie que nunca existió. He nacido de las palabras de un libro que ya no recuerdo. Estoy solo.

Alguna vez, desde aquí, podría verse el sol. Pero llegó el atardecer y fueron apareciendo las estrellas, algunas estrellas que se perdieron luego sin llegar a ser nada. Aquí nunca hay estrellas. Hasta que llegó la noche. Tenía que llegar la noche. Lo único que llegó en realidad; porque todo siempre es alejamiento, todo siempre es pasado. Nadie quiere aceptarlo (no muchos al menos), pero todo se dirige hacia la muerte. lo único que nos queda son recuerdos. Los que piensan en el «futuro» en realidad buscan tener un pasado.

Recuerdos. Acciones. Movimientos.

Lo único que tengo es un nombre. Antes el mundo se ordenaba al pronunciarlo. Irónicamente, ahora que intento borrarlo, me encuentro con que lo tengo atravesado en el pecho, comprometiendo dos costillas, un pulmón y parte del tejido cardiaco. Y duele. Y el mundo muestra su mejor sonrisa, la más sarcástica, la que le sale más natural. Ni yo puedo fingir tan bien. Es inútil buscar en mi rostro las muecas de la alegría. Aun cuando mis labios se estiran hacia los laos, dejando ver mis dientes, los ojos me delatan.

Puedo elegir el no-movimiento? Puedo seguir el efecto inverso al de aquella película de Allen? Quiero meterme en la película, quiero ser parte de la escena, prometo no mirar a la cámara. Pero eso es inútil sin alguien al lado. Tú lo dijiste, Julio: si se extiende la mano, lo menos que se espera es otra que te corresponda. Y yo llevo tanto tiempo esperando. esperando ya sin esperar.

Soy el aviso económico perdido en medio de los clasificados, soy e niño menos popular de la escuela jugando a las escondidas entre los arbustos, esperando que sea una niña la que me encuentre. Nadie está jugando conmigo. Espero entrar por error en algún juego.

Como todos, aunque más consciente, voy hacia la muerte.

Y estoy solo.